POR: ADAM ALMONTE
OPINIÓN – Para entenderlos mejor, les explico que el comunicador en sentido general lleva sobre sus hombros una gran responsabilidad, mantener informada a la población de la manera más objetiva posible, adicional a esto, como cualquier otro mortal, carga consigo las responsabilidades propias de mantener un hogar, así como también los demás embates de la vida misma.
Por su naturaleza, su labor es complicada, estresante, y requiere de habilidades sobre humanas que le permitan enfrentar los diversos sectores que puedan sentirse amenazados o entren en discrepancia con su labor y mucho más en este país de todólogos.
No obstante a esto, el comunicador se enfrenta a su principal verdugo, su público, quien le cuestiona, encasilla y lesiona una labor en la cual muchos no se atreven incurrir por todas sus implicaciones.
Hacen cuestionamientos que ponen en juego la integridad moral, profesional, laboral e incluso la subsistencia de su familia, pues se juegan con la comida de estos héroes de la vida diaria.
Ahora bien, hecho este preámbulo y refiriéndome a la cuestionante principal de este texto, les puedo afirmar lo siguiente, reitero algunos pueden ser selectivos a la hora cubrir actividades, lo demás podría solo deberse a inobservancias de quienes organizan los eventos.
Entonces, ¿por qué cubren un evento y otros no? Fácil, los eventos se llevan a cabo por organizadores, los cuales dentro de sus funciones están llamados a convocar el sector comunicacional. Como comunicador, puedo afirmarles acerca de la gran cantidad de llamadas telefónicas y decenas de invitaciones que descansan en mis archivos para cubrir eventos políticos, institucionales, culturales, locales, etc., a los cuales, dada la distinción, asisto de manera comprometida sin esperar nada cambio.
Quienes organizan eventos deben de tomar en consideración que a la hora de los mismos ser desarrollados, deben darle su importancia a cada sector, estoy completamente seguro que de ser debidamente convocados los comunicadores de Montecristi a cualquier evento, asistirá un alto porcentaje, como lo hacen en otros eventos.
En cambio, resulta fácil de manera capciosa no convocarlos, esperar que lleguen por arte de magia y a falta de su participación emprender acciones que desacreditan y cuestionan este gran sector de hombres y mujeres luchadores que se levantan cada día sin importar las circunstancias a dar el todo por el todo por su país y su familia. Dicho esto, ¿Selectivos o inobservancia de organizadores quienes no le dan importancia a la convocatoria y a otras cosas si?
Rechazo de la manera más categórica y efusiva toda acción que tienda a poner en cuestionamiento el proceder de la clase comunicacional de Montecristi, habiendo excepciones, como en todo las hay, desarrollan una gran labor.