Por – Luis Estrella
OPINIÓN POLÍTICA – Catón el viejo fue un Senador romano que se caracterizaba por ser un excelente orador y por sus ardientes discursos que enardecían las masas de su época. Catón duró 20 años pronunciando discursos y sin importar el tema siempre terminada cada uno de ellos con la frase «Hay que destruir a Cártago.
Todo indica que esa insistencia con ese mensaje de odio y destrucción, al fin se impuso en el Imperio Romano y en lo que fue llamada la 3ra guerra Púnica, entre el 49 y 46 a.c, el ejército romano comandado por Escipión el Africano, invadió y destruyó la Ciudad de Cártago, miles de años de cultura, sabiduría e historia, fueron arrasados de la faz de la tierra.
Este ha sido uno de los actos más bochornosos y penosos ocurridos en toda la humanidad, la destrucción de una civilización mayor que la misma civilización romana. Catón y sus seguidores crearon las condiciones subjetivas para esa acción deleznable y el emperador Augusto seleccionó a Escipión para ejecutar ese genocidio de lesa humanidad.
La Ciudad fue destruida totalmente, la mayoría de sus habitantes fueron asesinados, otros fueron vendidos como esclavos, las mujeres violadas. El gran guerrero Aníbal prefirió suicidarse antes de ser humillado por los romanos. Sobre los cimientos de lo que fue una de las civilizaciones más antiguas se construyó la que llamaron la Provincia Romana de África, que hoy es Túnez.
Augusto necesitaba justificar para la historia este hecho siniestro y para eso contrató al poeta Virgilio, quien escribió la Eneida, con lo que se pretendía darle un carácter mítico a Roma y al mismo tiempo establecer las «razones», de la destrucción de Cártago.
Eneas fue in príncipe troyano que logró escapar de la destrucción de Troya de parte de los Griegos y se dirigió hacia Italia con algunos familiares y seguidores. En esa trayectoria conoció a Dido, descendiente de los fenicios y fundadora de Cártago, con quien desarrolló una relación amorosa.
Eneas al abandonar a Dido para seguir con los designios de los dioses, que culminarían con la fundación de Roma, provocó que Dido se suicidara y lanzara una maldición sobre Eneas y sus descendientes. Augusto con la contratación de Virgilio para producir la Eneida, quería enviar dos mensajes: primero que Roma era una Ciudad divina, creada por un príncipe troyano y por lo tanto ellos, los romanos, eran descendientes directos de los troyanos y el segundo mensaje era que los conflictos entre Roma y Cártago provenían por la maldición de Dido a Eneas y sus descendientes romanos, por lo que los cartagineses jamás iban a descansar hasta destruir a Roma.
Esto que escribo me vino a la mente al oír constantemente a un sector de la población que llenos de odio al igual que Catón el viejo repiten al final de todo lo que dicen: » El PLD debe ser destruido». La similitud es el objetivo, aunque con realidades diferentes. El PLD no es Cártago, ni los argumentadores de esa tesis, son Catón el viejo y la entidad que representan no es el poderoso Imperio Romano y su representante tampoco es el emperador Cesar Augusto. Por lo tanto.
EL PLD JAMAS SERÁ DESTRUIDO.