El caso de Andrea Celeea y la protesta vía redes sociales por el anuncio de la Lidom de dedicar el torneo de béisbol invernal a Leonardo Matos Berrido activaron nuevamente el tema de los feminicidios. Muchas personas se han unido a los reclamos de varias organizaciones que durante varias décadas han llamado la atención sobre esta realidad que año tras año, en lugar de mejorar, empeora.
A este grito desesperado que tiene como objetivo llamar la atención y hacer propuestas que protejan a las mujeres que son víctimas de violencia se ha sumado un grupo de influencers, celebridades, figuras de la radio y la televisión. Desde el 4 de este mes vemos posts en Instagram y Facebook con los hashtags #cerotoleranciaalacoso #toleranciacero y #somostu; hashtags en los que no se dice nada nuevo sobre la violencia de género y en los que tampoco se le da herramientas a las mujeres maltratadas para salir del círculo de violencia.
Todas sabemos qué es el acoso, cuáles comportamientos de un hombre hacia nosotras son considerados como tal y también estamos muy seguras de lo que es el maltrato, tanto físico, emocional y económico.
Entonces: ¿cómo agregamos valor repitiendo el mismo mensaje? ¿Es que no hemos entendido que las campañas, los vídeos en redes sociales y los post bien escritos que invitan a las mujeres a empoderarse y a ser fuertes solo se quedan en la emoción? ¿Es que no estamos leyendo el periódico, viendo los noticiarios o recibiendo las estadísticas que aumentan mes por mes de mujeres maltratadas o asesinadas por sus parejas o ex parejas? ¿Estamos conscientes de que tenemos años diciendo lo mismo y que estamos igual o peor que hace 20, 10, 5 años?
Sin embargo, lo más preocupante es ver figuras e influencers que nunca han mostrado interés por el tema o que solo se unen a iniciativas que les dan exposición a final de año hablando sobre violencia de género. A muchas de ellas, no las hemos visto nunca impulsando un proyecto de ley a favor de los mujeres, tampoco apoyando de forma pública y comprometida a organizaciones que tienen décadas luchando por esa causa y a las que les serviría de mucho la fama, los seguidores y el alcance que ellas tienen.
Si bien las redes son una herramienta muy buena para difundir mensajes, es importante recordar que un mensaje sin acción es como la fe sin obras: no impacta, no llega y no hace ninguna diferencia.
Nos leemos el próximo viernes.
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