Este grupo, que rastrea las muertes de migrantes, incluidos refugiados y solicitantes de asilo, en rutas migratorias a nivel mundial, contabilizó 376 muertes en la frontera estadounidense, según cifras recogidas hoy por el medio conservador Breibart.
Esta cifra incluye el fallecimiento de 214 hombres, 20 mujeres y 4 niños, a los que hay que sumar 138 restos humanos de los que no pudieron identificar su edad y género.
Las 376 muertes fueron registradas hasta el pasado 21 de diciembre, debido al cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos por la falta de un acuerdo presupuestario, por lo que se espera que puedan aumentar cuando se contabilicen las producidas hasta el día 31 del citado mes.
Breibart indica que 230 de estas muertes se produjeron en la frontera en Texas, de las cuales 48 fueron en el condado de Brooks, situado a 128 kilómetros al norte de la divisoria con México.
La cifra provisional de 2018 podría suponer una reducción con respecto a las registradas en los dos años anteriores, con 415 y 401, respectivamente, aunque sería sensiblemente superior a las de 2015 (339) y 2016 (306).
La investigación de Proyecto Migrantes Perdidos comenzó con la muerte de al menos 368 inmigrantes en octubre de 2013 en dos naufragios cerca de la isla italiana de Lampedusa, indica la organización en su web.
La frontera sur de Estados Unidos ha visto crecer la llegada de inmigrantes indocumentados en los últimos meses y en el pasado año fiscal, que concluyó el 30 de septiembre de 2018, la cifra fue de 521.090 personas, mientras que en el año fiscal anterior fueron 415.517.
En octubre y noviembre pasados, últimos dos datos de los que se tienen registro oficial, fueron detenidos en la frontera con México 123.228 migrantes, muchos de ellos unidades familiares y menores no acompañados, lo que supone un notable aumento con respecto a los 73.992 de los dos meses homólogos de 2017.
Este lunes, el comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés), Kevin McAleenan, aseguró a la prensa que el incremente de la llegada de familias de migrantes está creando una “crisis sin precedentes”.
Aseguró que muchos de los indocumentados llegan al país enfermos de dolencias como gripe, neumonía o tuberculosis, lo que obligó a hospitalizar a seis niños y once adultos.
En el día de Nochebuena, un niño guatemalteco de ocho años murió en un hospital del estado de Nuevo México tras haber estado bajo supervisión de la Patrulla Fronteriza durante más de una semana.
Fue el segundo niño que murió en el mes de diciembre bajo custodia de las autoridades estadounidenses, después de que el día 8 una guatemalteca de 7 años perdiese la vida en un hospital de Texas después de haber cruzado ilegalmente la frontera desde México junto a su padre.